sábado, 11 de noviembre de 2017

DIARIO DE CAMPO 2017

DIARIO DE CAMPO 2018

DIARIO DE CAMPO

El presente compendio recopila algunas de las experiencias significativas, vividas durante el ejercicio  como docente de matemáticas en el grado undécimo de la institución Pedro Nel Ospina, del municipio Ituango.
El registro de las vivencias tiene por objeto: analizar los avances, las deficiencias, los comportamientos y las acciones dignas de resaltar durante los periodos de clase de los estudiantes referidos anteriormente
Mi primera reflexión tiene que ver con la desmotivación que denotan los jóvenes por un aprendizaje significativo, por más que uno se empeñe en explicar e ilustrar la importancia de un determinado proceso matemático; ellos solo demuestran el afán de obtener una valoración como mínimo aceptable y para ello se valen de las artimañas a que haya que acudir para lograr su fin. No tienen conciencia de que en adelante van a necesitar contar con fundamentos esenciales para su futuro profesional y personal.
Son escasos los estudiantes que se preocupan por profundizar en un tema específico, por realizar una actividad por cuenta propia, por consultar sobre algo, por realizar una exposición sobre algún tema; en la mayoría de los casos se dedican a copiar las tareas, a pastelear, o a buscar quién se las solucione, pero poco les interesa aprender los procedimientos aplicados.
La educación ha cambiado mucho en las últimas décadas, se ha tornado muy flexible y ya la formación intelectual del estudiante ha pasado a un segundo plano, las legislaciones cada vez debilitan más el quehacer del educador, cada día se puede exigir menos y se tiene que valorar más. Es preocupante la pasividad con que los alumnos asumen su proceso de formación, son muy pocos los que les gusta leer, indagar, investigar, interpretar y cuestionar.
Nuestra tarea ha tomado otro rumbo, nos hemos convertido en cuidadores, consejeros, psicólogos y defensores entre otros de unos chicos que desconocen el cumplimiento de sus deberes pero que son especialistas en reclamar sus derechos.
La crisis de valores que experimenta la sociedad actual se evidencia en el aula y eso repercute en la formación de los estudiantes.
Me gustaría que la educación se impartiera como se llevaba a cabo en mis tiempos de estudiante, que sólo aprobaba el que aprendiera, el que demostrara buen comportamiento y respeto por las normas y no importaban los porcentajes de reprobación, porque era más ideal formar personas de bien; no tanto cantidad sino calidad, creo que esta es la causa del desfase que sufre la educación en la actualidad.
Segunda reflexión
Para abordar los diferentes contenidos del cálculo diferencial e integral es necesario que los estudiantes tengan conocimiento de un gran número de conceptos aritméticos, algebraicos, trigonométricos, geométricos entre otros;  y cuando el docente indaga sobre estos conceptos experimenta que la gran mayoría no los recuerda, no los entiende, no los ha visto y entonces para lograr su objetivo se tiene que dar a la tarea de repetir tales contenidos y esto dificulta su quehacer, pues sus programas cuentan con un cronograma que se debe cumplir y que se ve afectado por tales falencias.
Los estudiantes de nuestra institución cada vez más demuestran su poco interés por aprender para la vida, solo se limitan a aprobar un grado y no más. Piensan que a la institución solo se va a disfrutar, a molestar la vida de los demás, a chacotear y que lo del estudio es secundario. ¿Qué clase de sociedad vamos a tener en los próximos años? Padres y madres de familia poco preparados para la vida,  impuntuales, irresponsables, indisciplinados, vulgares, desaseados, esclavos del celular y las redes sociales, carentes de principios y valores.
La legislación les clarifica muy bien sus derechos pero no los concientiza de sus deberes y quedamos los docentes sin herramientas para inculcarles buenas prácticas de convivencia, solidaridad, valores y principios que hagan de ellos mejores seres humanos.
Tercera reflexión
Da gusto encontrar  algunos estudiantes con tantos deseos de superación, que demuestran empeño y dedicación en su rol de estudiantes y en el cumplimiento de sus deberes, pero también preocupación por que una vez terminen su bachillerato no tienen más posibilidades de forjarse un futuro profesional ya que son de familias carentes de recursos económicos, por lo tanto es imposible acceder a las universidades que llegan a la región, o  a las que brindan formación en las capitales.
Las entidades gubernamentales deberían formular proyectos que incentivaran la formación de tantos jóvenes que se encuentran en estas condiciones; es sabido que existen algunos programas que apuntan a esto. Pero en realidad son insuficientes para la gran demanda del país.
Por ejemplo en nuestro municipio hace días que no contamos con la biblioteca municipal y es esta una de las únicas  opciones con las que cuentan muchos niños y jóvenes para realizar sus tareas, esto es una muestra del poco interés y valor que se le da a la educación en nuestro pueblo; a nivel departamental ocurren cosas parecidas como el recorte presupuestal para educación, el racionamiento del gasto, el sistema de contratación y a nivel nacional ni se diga, se vislumbra un afán por mostrar resultados ficticios a los reguladores internacionales y esto afecta la realidad de la situación colombiana. Se quiere que Colombia sea la más educada en el 2025 pero no se adoptan las políticas adecuadas para lograrlo.
Los maestros tenemos los mejores deseos de forjar hombres y mujeres de bien, pero cada vez contamos con menos herramientas para lograrlo y el sistema descarga sobre nosotros toda la responsabilidad y la culpa del bajo rendimiento de nuestros estudiantes, no es justo. Sí pretendemos vivir en paz debemos priorizar las políticas y los presupuestos para educar al pueblo.